Los viticultores bordeleses han utilizado todas las técnicas imaginables para producir el mejor vino. A lo largo de los siglos, han tomado decisiones importantes con la precisión de la ciencia y el olfato del arte. La calidad de los vinos de Burdeos ha ido mejorando con el tiempo hasta llegar a lo que se considera uno de los mejores vinos del mundo.

Por definición, la vinificación es la etapa que llega después de la vendimia. Consiste en transformar el mosto de uva en vino determinando el color, los aromas, el sabor, la textura y muchas otras características del vino. Esta etapa se completa con la crianza del vino. La vinificación tiene lugar en una bodega, su fase principal es el encubado, durante el cual el mosto sufre una fermentación alcohólica.

Una vez que las uvas están en las cubas, es la fermentación alcohólica que comienza el proceso de vinificación. Esta etapa dura unas 3 semanas, durante las cuales el azúcar presente naturalmente en las uvas se transforma en alcohol gracias a un proceso bioquímico iniciado por la acción de las levaduras contenidas naturalmente sobre la piel de la uva.

El trabajo de las levaduras libera mucho calor, por lo que el control de las temperaturas es importante. La temperatura debe controlarse regularmente y no debe sobrepasar los 15 a 22 ºC para los vinos blancos y rosados, y los 25 a 30 ºC para los vinos tintos.

Si se superan estas temperaturas, corremos el riesgo de perder los sabores afrutados y frescos y hacer aparecer malos sabores en el vino futuro.

Nosotros mismos controlamos las temperaturas de nuestros cubas y hemos optado por no utilizar los métodos y las tecnologías más recientes. Queremos seguir calentando o enfriando nuestras cubas en función de las necesidades de ésta por nuestros medios presentes en la propiedad y sin la ayuda de la tecnología distinta del termómetro de cuba.

Si las temperaturas aumentan, utilizamos el agua del pozo presente en nuestro viñedo y procedemos al enfriamiento de las cubas con la agua fresca sobre las paredes de nuestros depósitos y recuperada con la ayuda de canaletas para poder reutilizar esta agua garantizando así nuestro compromiso ecológicoresponsable. El deseo de cuidar nosotros mismos del control y de la recuperación de las temperaturas es el resultado del deseo de sentir nuestro vino, de dejarlo vivir y de implicarse personalmente en esta etapa transitoria. Se trata para todos nosotros en el Château Beaurang, de implicar nuestra responsabilidad y de permitirnos vivir nuestro oficio en cada etapa de la creación de nuestros vinos.

El mejor método para explicar por qué nos gusta ocuparnos nosotros mismos de este paso y no dejar que la técnica moderna haga, es darles el ejemplo de los monitores de bebés. Si han sido padres, o si son padres jóvenes, seguramente han utilizado estos dispositivos que permiten escuchar los ruidos en la habitación del bebé mientras hacemos otra cosa en otra parte de la casa. Y aunque esta tecnología puede permitirnos ver una película durante la siesta del angelito, ¿cuántos de nosotros nos hemos levantado para ir a ver si respiraba normalmente y si todo iba bien?

Ahora entiendes por qué preferimos ir a ver nuestro vino durante esta fase, tocar la cuba, olerlo y respirar, al igual que lo haces con tu bebé. ¡Nuestro vino es nuestro bebé y por algo el siguiente paso es la crianza!